¡¿Cuándo nos vamos de viaje?! ¡Ya estoy harta de encargarme de todo!!! – dice Elizabeth molesta mientras su esposo se pone el reloj para salir a trabajar.
– Ahora la situación no es igual Elizabeth, por favor comprende
– ¡Tú comprende!!! ¡Llevo años cuidando de tus hijos y necesito viajar!! ¡Me lo prometiste cuando nos casamos!!!!!
– Nuestros hijos, nuestros hijos – susurra al mismo tiempo que sale de la casa.
Marcos, gerencia una empresa de alimentos en crecimiento, el paro de indígenas afectó la distribución y sobre todo la venta de un producto que recién están ingresando al mercado. Está muy molesto por la situación:
– En este país no hay como trabajar en paz y en casa la misma cosa – Se repite mientras maneja al trabajo.
Su mente no para de pensar, llama a su asistente, quien no contesta el teléfono como debería y le reclama. Está muy molesto. Su mente empieza a buscar cada error en todo lo que ve y cada minuto se enoja más. Un dolor presiona su pecho, siente que le falta el aire al ver el semáforo rojo
– ¡Qué lentitud!! – golpea el volante.
Mira el celular y un carro le pita muy fuerte para que avance, lo rebasa, baja el vidrio y le dice:
¡Hey, Marcos!! A los años primo ¿Cuándo nos vemos?
¡¡Primo!! ¡Que gusto! ¡¡Ya te escribo para ponernos de acuerdo!!
El dolor del pecho desaparece, Marcos empieza a recordar los momentos de la universidad.
– Qué bien la pasábamos. Sonríe hasta llegar al trabajo
En un día podemos experimentar muchas emociones, así como Marcos en su mañana, cuando aprendemos a reconocerlas y comprenderlas podemos potenciar nuestro liderazgo personal.
¿Pero qué es el liderazgo personal?
Es la habilidad que tenemos para tomar decisiones e influenciar en nuestra vida, es esa luz que implica la toma de conciencia, el reconocimiento de nuestras fortalezas y debilidades, el desarrollo y comprensión de nuestro carácter, de nuestra identidad para tener una postura ante la vida que nos lleve a vivir nuestro propósito.
Cuando aprendemos a liderarnos, la influencia en nuestro entorno mejora, la percepción de lo que vivimos diariamente y con eso todos nuestros resultados.
Lo interesante de esto es que no muchas personas dedican un tiempo para trabajar en su liderazgo personal, sin embargo, me atrevo a decir que quien aprende estará siempre un paso adelante.
Si hasta este punto de la lectura sientes que te gustaría mejorar tu liderazgo personal continúa leyendo.
Nos enfocaremos ahora en uno de los puntos, que considero relevantes en el liderazgo personal.
Las emociones, quienes acompañan cada acción, nos levantan o nos dejan caer, son aquellos filtros que le darán el color a las escenas de nuestra vida.
Son las que condicionan nuestra manera de hablarnos y hablarle a los demás mientras ponemos en marcha una nueva idea, cuando conversamos con amigos o un familiar y por supuesto cuando estamos al frente de un cliente o un miembro del equipo.
En toda relación, las emociones juegan un papel importante en la interpretación que hacemos de lo que percibimos y le agregan el toque “creativo” a cada palabra o gesto que expresamos.
Todos tenemos emociones, no todos las expresamos de la misma manera, pues varía dependiendo de lo que hemos aprendido, de cuál es la representación o estrategia que consideramos funciona al expresarla y esa información proviene de la experiencia.
Esa es una de las razones por las que hay que aprender a reconocerlas, comprenderlas y gestionarla, más aún cuando eres un emprendedor con deseos de poner en marcha tu idea de negocio o cuando lideras un equipo de trabajo dentro de una organización.
Aprender de tus emociones te ayudara a:
- Conectar mejor con las personas que te rodean, clientes o miembros de tu equipo.
- Podrás escuchar con mayor atención y al mismo tiempo atreverte a realizar las preguntas que necesites para comprender las necesidades de tu equipo, de tus clientes y así poder servirlos mejor.
- Podrás hacer cambios de estado, auto regularte y usar los momentos de estrés únicamente para tomar acción más no para extenderlos en largos periodos de tiempo y terminar enfermos con dolor de cuello, cabeza, barriga y más.
Cuando aprendes a reconocer el valor de cada emoción, puedes mantenerte activo, enfocado en tus objetivos, y aún cuando en algún momento llegaras a cuestionar lo que estás haciendo o sintieras que la energía bajara, siempre podrás retornar a tu origen, porque dejarás que las emociones pasen, aprenderás a observarlas, que formen parte del todo, comprenderás que los pensamientos que aparecen tienen una influencia directa de esas emociones y poco a poco al cambiarlas el panorama se irá aclarando
Podemos decir entonces, que cada emoción tiene una razón para estar ahí, nos ayudan a sobrevivir, a movernos.
En la actualidad quizás, gracias al miedo, no tenemos que huir de un dinosaurio que intenta transformarnos en su cena, pero sí de aquel jefe que se desquicia cada vez que no encuentra lo que nos ha solicitado o de aquella pareja que aún no ha descubierto los beneficios de empatizar.
Cuando nosotros somos esa persona que ataca, que se deja llevar por emociones como el enojo, causaremos un efecto en el entorno. Imaginemos a un “jefe” que constantemente el enojo lo lidera, ese personaje tendría congelado a su equipo, quizás solicite ideas y las personas no se atrevan a compartir todo lo que saben por miedo a lo que pudiera el “jefe” decirle o cómo podría reaccionar; esto se vuelve un virus que contamina a todos poco a poco; al tener un equipo que no opina con libertad, tendrá una fuga de ideas que diariamente se perderían limitando su crecimiento como líder, como equipo y afectando directamente a los resultados de la empresa y aunque suene exagerado, también a la sociedad, pues cada persona que contagie o influencie con esa manera de comunicarse irá a otro lugar a dejar un poco de esa emoción en algún nuevo comportamiento.
Las emociones son importante al liderar nuestra vida. Y en este primer blog del 2022 quiero llevarte a que explores un poco en ellas.
Entonces, cuéntame.
¿Qué emociones te acompañan hoy?
¿Cuáles reconoces te limitan y cuáles te ayudan a avanzar? ¿Cómo haces para reconocer que las tienes? ¿Qué sientes? ¿Qué pensamientos aparecen? ¿Cómo te expresas?
de aquellas emociones que identificas te limitan ¿Qué podrías hacer para cambiarlas?
Contesta cada una de las preguntas, te ayudará a reconocer tus emociones, aprender de ellas y luego poder usarlas estratégicamente mientras caminas a tus objetivos.